martes, 5 de marzo de 2019

MUJERES EN LA CIENCIA Wangari Muta Maathai



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Wangari Muta Maathai

Nació el 1 de abril de 1940 en la región rural de Nyeri (Kenia). A los ocho años comenzó a estudiar en la escuela de su pueblo natal, donde destacó por sus buenas aptitudes y calificaciones. Después de cursar sus estudios en la escuela primaria católica de Santa Cecilia primero y en la Loreto High School de Limuru después, la joven Wangari logró algo que sólo pudieron conseguir otros trescientos kenianos y kenianas; una beca para poder estudiar en Estados Unidos (1960).

En 1964 obtuvo su Grado en Biología en el Mount St. Scholastic College de Atchinson, Kansas, para posteriormente ir a Pittsburg, donde consiguió su Máster en Ciencias Biológicas (1966). Acabado el máster volvió a Kenia, donde obtuvo un puesto de ayudante de investigación de microanatomía en el Departamento de Anatomía Veterinaria de la Universidad de Nairobi, bajo la supervisión del Profesor Reinold Hofman. Fue este profesor de la Universidad de Giessen el que animó a Wangari a irse a Alemania para continuar con sus estudios. Después de pasar cierto tiempo estudiando en las Universidades de Giessen y Munich, Wangari volvió a Nairobi, donde finalmente obtuvo su Doctorado en Anatomía Veterinaria (1970). Su primer hito: Wangari Muta Maathai se convirtió en la primera mujer de África Central y Oriental en obtener un doctorado. Pero no el único; también fue la primera mujer Jefa de Departamento (de Anatomía Veterinaria, 1975) y Profesora Asociada en la Universidad de Nairobi (1977).

Fue durante aquellos años de estudio, docencia e investigación cuando Wangari empezó a destacar en el activismo en pro de los derechos de las mujeres: primero en la Universidad, donde luchó por conseguir igualdad de oportunidades y salarios, y posteriormente, convirtiéndose en miembro (1976-1987) y directora de (1981-1987) del Consejo Nacional de Mujeres de Kenia (NCWK), asociación que abogaba por el empoderamiento de las mujeres kenianas.

Al mismo tiempo fue germinando su activismo ecologista. Según sus propias palabras “durante mi trabajo como científica aplicada a la investigación de los problemas alimentarios, emprendí estudios sobre el ciclo de la vida del parásito que se transmitía a través de las garrapatas y mientas recogía muestras me fijé en que los ríos iban llenos de limo. Aquello no sucedía cuando era pequeña. Había poca hierba y no contenía nutrientes necesarios. El suelo no cumplía sus funciones”.

Las consecuencias de esa reflexión las observó claramente en las demandas de las mujeres campesinas con las que tenía contacto a través del NCWK. Estas mujeres comentaban que sus arroyos se secaban, que sus recursos alimentarios eran escasos y poco seguros y que cada día tenían que ir más lejos a por agua o a por leña. Su conclusión fue clara: muchos de los problemas de Kenia, y por tanto de sus mujeres, radicaban en la degradación medioambiental. Sus dos luchas se unieron.

Basándose en la idea de que el ecologismo podría ser un modo de lograr un desarrollo sostenible y mejorar los problemas de Kenia, Wangari Muta Maathai fundó el Movimiento Cinturón Verde (Green Belt Movement) en 1977. Alentó a las mujeres a ir al bosque y recolectar semillas de árboles oriundos de la zona para después crear invernaderos, trabajo por el cual esas mujeres recibían un estipendio. Posteriormente, esas semillas se utilizaban para plantar árboles. Era una idea simple, impulsar el trabajo conjunto de las mujeres en la plantación de árboles para mejorar su propia situación y luchar contra la deforestación, la erosión y la sequía. Debido a que las mujeres eran las que recibían formación en ecología, tenían papeles de liderazgo, dirigían los viveros y trabajaban con silvicultores planeando e implementando proyectos para la recolección de agua y seguridad alimentaria, el movimiento fue clave para avanzar en la emancipación y empoderamiento de las mujeres campesinas.

El Movimiento Cinturón Verde se fue expandiendo poco a poco gracias a entidades como la Sociedad Noruega de Silvicultura, el Fondo Voluntario para Mujeres de Naciones Unidas o el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente. También fue tomando conciencia política al darse cuenta de que los problemas cotidianos de Kenia (hambruna, deforestación…) tenían también relación con los problemas políticos. Y es que en la época de los ochenta Kenia tenía elecciones monopartidistas y un gobierno dirigido por un presidente, Daniel Arap Moi, con tintes autoritarios y represivos. Fueros años convulsos donde Wangari Muta Maathai luchó vehementemente en pro de la democracia y los derechos humanos y en contra de la especulación de la tierra y la destrucción de los bosques. Se opuso a la construcción de una torre en el parque Uhuru de Nairobi, promovió la liberación de presos políticos, luchó en contra de la corrupción y reivindicó elecciones justas. Estas reivindicaciones aumentaron su proyección internacional, aunque también le acarrearon varias detenciones y persecución por parte del gobierno.

Finalmente las elecciones multipartidistas se instauraron en Kenia en 1992, y después de años intentándolo, Wangari consiguió ser representante en el Parlamento en 2002. También fue ayudante del Ministro de Medio Ambiente y Recursos Naturales entre los años 2003-2007 bajo el gobierno del Presidente Mwai Kibaki.

En 2004 llegó su mayor proyección internacional; el Premio Nobel de la Paz por “su contribución al desarrollo sostenible, a la democracia y a la paz”. Fue la primera mujer africana y la primera ambientalista que consiguió dicho galardón. Según el Comité Nobel, “la paz en la tierra depende de nuestra capacidad de asegurar el medio ambiente, y Wangari Muta Maathai es una exponente en la lucha por lograr dicho objetivo”.

El premio visibilizó aún más a la propia Wangari y al Movimiento Cinturón Verde, que siguió expandiéndose y plantando árboles por todo en continente africano.

Fundó, junto con otras Premios Nobel como Rigoberta Menchu o Shirin Ebadi la Iniciativa de las Mujeres Nobel con el objetivo de fortalecer el trabajo realizado en apoyo de los derechos de las mujeres, fue Mensajera de la Paz de la ONU, ponente del grupo de trabajo de los Objetivos de Desarrollo del Milenio, etc. Y siguió trabajando de forma incombustible hasta su muerte el 25 de septiembre de 2011 debido a complicaciones derivadas de un cáncer de ovario.

Su legado permanece con más de 40 millones de árboles plantados en toda África y más de 3000 viveros atendidos por unas 35 000 mujeres. El movimiento Cinturón Verde sigue trabajando por todo el continente africano y sus ideas se expanden por todo en planeta. El Premio Wangari Maathai Paladines del Bosque, concedido por la Asociación de Colaboración en Materia de Bosques, galardona a personas en reconocimiento a su labor en defensa de los bosques de todo el mundo. Y lo que probablemente sea más importante, Wagari Muta Maathai es una inspiración para miles de mujeres, especialmente africanas, las cuales han aprendido que estudiando y luchando pueden cambiar sus vidas y su entorno. Y es que ser “demasiado fuerte para ser mujer”, “demasiado educada”, “loca” y “difícil”, como la calificaron su ex marido o el Presidente Moi, no debe de ser tan malo.

 

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