HYPATIA DE ALEJANDRIA
Hipatia de Alejandría es una de las primeras científicas de quienes tenemos referencia. Fue una maestra de prestigio en la escuela neoplatónica y realizó importantes contribuciones a la ciencia en los campos de las matemáticas y la astronomía. Su brutal asesinato escenifica el paso del razonamiento clásico al oscurantismo medieval.
Muchos aspectos de la vida de Hipatia son un misterio y la principal fuente de información de que se dispone son los escritos de sus discípulos. La leyenda que se ha alimentado sobre su persona ha hecho que en ocasiones se mezclen los datos verídicos con las licencias poéticas y se dificulte el conocimiento de la científica alejandrina.
No existe información fidedigna acerca de su fecha de nacimiento. Algunas referencias literarias la sitúan en el 370 y la presentan joven y hermosa en el momento de su cruel asesinato en marzo de 415. Pero los números no cuadran. El discípulo de Hipatia, que es la principal fuente de información, Sinesio de Cirene, nació entre el 368 y el 370 y no podía tener la misma edad que su maestra contando ella con el prestigio social que revelaba el propio Sinesio en sus epístolas. Las últimas tesis postulan como fecha del nacimiento el 355. En cualquier caso, sea cual sea la fecha verdadera, lo que sí sabemos es que vino al mundo en el siglo IV, en un momento histórico en el que el debate científico acerca de la posición de la Tierra en el universo era uno de los principales temas de discusión y confrontación.
Su padre e instructor fue Teón, matemático y astrónomo que ejercía de profesor en la Biblioteca de Alejandría (la del Serapeo), fundada por la dinastía de los Ptolomeos con el fin de crear una de las mayores y mejor documentadas bibliotecas del mundo.
La obra de Teón cuenta con Comentarios a algunas de las obras más relevantes que se habían escrito hasta entonces en los campos de las matemáticas y la astronomía. Su labor consistía en ordenar, reescribir a mano los volúmenes más importantes y hacer comentarios manuscritos al margen, con anotaciones que permitían diferenciar lo que era del autor de lo que era del comentarista.
En matemáticas, Teón profundizó en Los Elementos de Euclides que era la base de la geometría de la Antigüedad y lo seguiría siendo hasta el siglo XIX. En su revisión de esta obra mencionó a Hipatia como discípula y asociada, lo que podría indicar que la elaboraron juntos. Así mismo, escribieron un tratado sobre la obra matemática de Euclides.
Por lo que se refiere a Hipatia, escribió el Comentario de la “Aritmética” de Diofanto, uno de sus matemáticos favoritos, que dio un impulso decisivo al álgebra con la creación de unos signos matemáticos que simplificaban y agilizaban las operaciones y los cálculos. El texto de Hipatia permitió que el trabajo del científico se diese a conocer. También se interesó por Apolonio de Pergamo, ya que la geometría de las figuras cónicas, introducida por éste, le resultaba crucial para el posicionamiento de los cuerpos celestes.
En astronomía, Teón analizó en profundidad la obra de Ptolomeo (100-178) quien fue el responsable de perfeccionar el modelo geocéntrico a través de la recopilación de las principales aportaciones de la astronomía antigua. El Almagesto fue el primer tratado matemático que dio una explicación completa, detallada y cuantitativa de todos los movimientos celestes.
El estudio de Teón de la obra de Ptolomeo se recoge en los trece libros de Comentarios del Almagesto. La posible contribución de Hipatia a los mismos parte de la siguiente referencia que aparece en el tercero de los libros: “Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del Sistema Matemático de Tolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija”. Las palabras están sujetas a diferentes interpretaciones. Puede creerse que la filósofa únicamente revisó el comentario, o que realizó la edición corregida del libro III mientras Teón elaboraba el comentario. Para tratar de esclarecer este punto se han buscado diferencias lingüísticas entre ese libro III y el resto. Pero ha habido diversas conclusiones: algunos autores creen que Hipatia hizo nuevas aportaciones, mientras que otros sugieren que la imposibilidad de distinguir entre el trabajo de ambos, apunta a una revisión conjunta. Tampoco se descarta que la colaboración entre Teón e Hipatia fuese continuada y la participación de ella no se limitase al libro III.
Por lo que se refiere a las ciencias aplicadas, sabemos gracias a los escritos de sus discípulos, que confeccionó un planisferio celeste y un hidroscopio para pesar los líquidos.
Diversas fuentes como el cronista eclesiástico arriano Filostorgio, Hesiquio y Damascio, señalan que Hipatia destacó por encima de su padre en talento y logros científicos y que, a la muerte de éste, siguió sus investigaciones sin disponer de colaboradores.
A partir de las cartas de Sinesio podemos situar a Hipatia dentro de la escuela neoplatónica cuyas ideas parten de los pitagóricos. Una sociedad científica que basaba su sistema de pensamiento en la contemplación y el descubrimiento del cosmos, palabra que crearon ellos mismos, como un universo ordenado por unas leyes cognoscibles. La naturaleza era numérica: “El número era responsable de la “armonía”, el principio divino que gobernaba la estructura de la totalidad del mundo” (Guthrie). Los fenómenos eran tan sólo la forma en la que se reflejaban los números. Las matemáticas encarnaban la perfección y constituían su guía moral. El pensamiento y no la observación, era el método de conocer la verdad y ampliar el conocimiento.
La relación entre los miembros de la comunidad pitagórica se establecía a partir de la amistad, no existiendo una estructura jerarquizada. También apoyaban la igualdad de género y, en consecuencia, admitían bajo las mismas condiciones a hombres y mujeres. Creían que todas las personas, con independencia de su cultura, clase social y género eran capaces de llegar a conocer el mundo perfecto, porque todas tenían la misma alma.
Las ideas desarrolladas por los pitagóricos supusieron una importante aportación al avance científico. Su principal contribución a la cosmología fue desplazar la Tierra del centro del universo para colocarla, como un planeta más, alrededor del Sol. Un paso colosal teniendo en cuenta las concepciones existentes hasta el momento. Pero para ellos las teorías que se hubiesen establecido a partir de creencias no tenían ningún valor. Defendían la primacía de las matemáticas por encima de las observaciones y los dogmas y el carácter sagrado del número 10 establecía que un cosmos perfecto requería 10 cuerpos en órbita alrededor de un fuego central. No había otra alternativa válida.
Esta visión del universo no era nueva, Aristarco de Samos (siglo III a.C.) había sido el primero en elaborar una teoría heliocéntrica completa que situaba el Sol y otras estrellas fijas en el centro y la Tierra y demás planetas rotando alrededor. También postulaba que la tierra giraba sobre su propio eje. Por desgracia, el trabajo en el que impulsó esta idea se extravió y únicamente nos aparece referenciado por Arquímedes y Plutarco.
Platón fue uno de los filósofos que recogió las ideas de los pitagóricos. Las matemáticas y la ciencia política fueron temas centrales en la obra y la Academia de Platón. Su filosofía se basaba especialmente, en la creencia que las ideas (Mundo de las ideas) son más reales que el mundo material que nos rodea. La corriente neoplatónica, que siguió Hipatia, era heredera de esta línea de pensamiento de la que el principal representante es Plotino. También suponían la existencia de un principio supremo más allá de la realidad que podía conocerse por medio de fórmulas matemáticas y compartían la visión del cosmos.
Durante la vida de Hipatia, la escuela de Alejandría transmitió esta doctrina filosófica y con el espíritu integrador pitagórico, no separaba los estudiantes según su religión. Los alumnos de Hipatia eran un modelo de diversidad cultural, religiosa y étnica. Lo cual atraía a intelectuales de diferentes partes del mundo que acudían a la ciudad para formarse sobre las diferentes concepciones filosóficas y científicas. Según las cartas de Sinesio, las clases eran diálogos en los que ella discutía con los alumnos sobre filosofía, matemáticas, astronomía, ética y religión.
Aunque en la escuela neoplatónica el fuego y no la tierra era el centro del universo, la concepción geocéntrica se impuso y mantuvo durante mucho tiempo (unos mil cuatrocientos años). Ello se debe a que, a pesar de sus dificultades para sostenerse científicamente, contaba con la gran influencia de la escuela aristotélica así como el apoyo de una iglesia que contaba cada vez con más poder. El geocentrismo se adecuaba a lo que explicaba la Biblia. Por esta razón durante siglos la mayoría de astrónomos se limitaron a tratar de perfeccionar el modelo de Ptolomeo para adecuarlo a las observaciones.
Finalmente, en 1543, se publicó póstumamente De revolutionibus orbium coelestium de Copérnico, clérigo cristiano y astrónomo polaco que estudió a finales del siglo XV en un ambiente de retorno a los clásicos de la ciencia antigua. En la Universidad de Bolonia, fue alumno y trabajó para Doménico María de Novara que mantenía una posición crítica frente al sistema ptolemaico del universo. A partir de la influencia de filósofos florentinos como Ficino, consolidó sus argumentos sobre el nuevo sistema de un universo sin epiciclos, edificado alrededor de un sol central. En el De revolutionibus orbium coelestium, Copérnico alude a la idoneidad de su nueva concepción del universo que, a pesar del clima transformador del momento, no quedó exenta de investigación eclesial.
Hipatia mantuvo a lo largo de su vida la tesis heliocentrista y las observaciones realizadas en los Comentarios de Tenón del libro III de Almagesto cuestionarían la teoría geocéntrica de Ptolomeo. La importancia de dilucidar su verdadero grado de implicación en el libro, radica en que es muy posible que Copérnico lo leyese cuando estuvo en Florencia estudiando la obra de Ptolomeo, ya que el único ejemplar que se conservaba estaba en la biblioteca de los Médicis de dicha ciudad. Eso implicaría que la obra de Hipatia tuviese una influencia directa en la Revolución Copérnicana, uno de los momentos cruciales en el desarrollo del heliocentrismo.
La vida social
Si bien por vía indirecta hay constancia de sus logros intelectuales, en su vida personal el desconocimiento es mayúsculo. Una de las muchas leyendas inventadas es su matrimonio con el filósofo Isidoro y su culto a los dioses paganos. No existe prueba alguna de que fuese seguidora de los dioses y héroes helenos. Al contrario, siempre manifestó una postura racional frente a la tradición helénica y se mantuvo al margen de las continuas disputas entre paganos y cristianos que tenían lugar por aquel entonces en Alejandría.
Donde sí tomó partido fue en los asuntos municipales, ejerciendo su influencia en la esfera política y en la alta aristocracia. Era conocida y respetada por sus valores éticos y su sabiduría y los representantes políticos, paganos y cristianos, recurrían con frecuencia a sus consejos. Fue maestra y amiga de Orestes, el prefecto de Alejandría, que era cristiano y defendía la convivencia pacífica entre todas las culturas y religiones.
El 17 de octubre de 412 fue el principio del fin del sueño alejandrino. Cirilo fue elegido como obispo de Alejandría y, a partir de entonces, la situación cambió radicalmente. Parte de los cristianos de Egipto se opusieron a su nombramiento por sus ideas intolerantes. Orestes tampoco compartía la visión sobre los asuntos religiosos de Cirilo, que atacaba a todos los colectivos religiosos que no aceptasen el cristianismo impuesto con el pretexto de purificar la fe. Alejandría se sumió en un clima de extrema violencia. Los asesinatos entre grupos de creencias diferentes se sucedían continuamente.
Para Cirilo, la influencia de Hipatia entre los altos cargos de la política imperial y municipal, representaba una amenaza. Envidiaba el prestigio social que gozaba entre las capas sociales altas de Alejandría. Por ello, decidió iniciar una campaña de difamación contra ella presentándola como una bruja peligrosa entregada a la magia negra que había embrujado a Orestes para enfrentarlo a los cristianos, entre los cuales, la filósofa, creaba ateos. La difusión de estas falsedades hizo que el mal ambiente entre la gente llegase a tal extremo que, en marzo de 415, un grupo de cristianos fanáticos liderados por un tal Pedro, la sacasen del carruaje, la dejasen totalmente desnuda, la matasen brutalmente con fragmentos de cerámica y quemasen posteriormente sus restos en las afueras de la ciudad.
Su asesinato fue consecuencia del conflicto entre el poder civil de Orestes y el eclesiástico de Cirilo y no una confrontación entre paganismo y cristianismo, como defendieron pensadores ilustrados como Voltaire o Toland. Los asesinos no fueron castigados. Orestes, informó a Roma para que se iniciara una investigación, pero ésta fue pospuesta en repetidas ocasiones. Aquellos que con su muerte buscaban imponer el fanatismo al razonamiento, la tolerancia y la búsqueda del conocimiento de la escuela de Hipatia, quedaron impunes.
Para acabar, os dejo con dos textos que narran el final de Hipatia para que vosotros mismos los comparéis y valoréis su objetividad. El primero es el testimonio de Sócrates Escolástico, historiador cristiano coetáneo de Hipatia; el segundo es de Juan, Obispo de Nikiu, dos siglos más tarde:
Cayó víctima de las intrigas políticas que en aquella época prevalecían. Como tenia frecuentes entrevistas con Orestes (el Prefecto de Alejandría), fue proclamado calumniosamente entre el populacho cristiano que fue ella quien impidió que Orestes se reconciliara con el obispo (Cirilo). Algunos de ellos, formando parte de una fiera y fanática turba, cuyo líder era un tal Pedro (Pedro el Lector), la aprehendieron de camino a su casa, y arrastrándola desde su carro, la llevaron a una iglesia llamada Cesareo, donde la desnudaron completamente, y la asesinaron con tejas (la palabra griega original, ostrakoi no deja claro si se trató de tejas o de ostras). Después de desmembrar su cuerpo, llevaron sus restos a un lugar llamado Cinaron, y allí los quemaron. Este asunto dejó caer el mayor de los oprobios, no sólo sobre Cirilo, sino sobre toda la iglesia de Alejandría. Y seguramente nada puede haber más lejos del espíritu cristiano que permitir masacres, luchas y hechos de este tipo. Esto sucedió en el mes de Marzo durante la Cuaresma, en el cuarto año del episcopado de Cirilo, bajo el décimo consulado de Honorio y el sexto de Teodosio.
Sócrates Escolástico (s. V dC). Historia Ecclesiatica. Libro VI, capítulo 15
… Una multitud de creyentes en Dios se levantaron guiados por Pedro el Magistrado, y procedieron a buscar a la mujer pagana que había engañado a la gente de la ciudad y al prefecto (Orestes) con sus encantamientos. Y cuando descubrieron el lugar donde se encontraba, la fueron a buscar y la hallaron cómodamente sentada; habiéndola hecho descender, la arrastraron por todo el camino hasta la iglesia mayor, llamada Cesareo. Esto sucedió en los días de Cuaresma. Le arrancaron la ropa y la arrastraron por las calles de la ciudad hasta que le provocaron la muerte. La llevaron a un lugar llamado Cinaron y quemaron su cuerpo. Todo el mundo rodeó al patriarca Cirilo y le aclamaron como “el nuevo Teófilo”, ya que él había acabado con los últimos restos de idolatría de la ciudad..
Hipatia de Alejandría es una de las primeras científicas de quienes tenemos referencia. Fue una maestra de prestigio en la escuela neoplatónica y realizó importantes contribuciones a la ciencia en los campos de las matemáticas y la astronomía. Su brutal asesinato escenifica el paso del razonamiento clásico al oscurantismo medieval.
Muchos aspectos de la vida de Hipatia son un misterio y la principal fuente de información de que se dispone son los escritos de sus discípulos. La leyenda que se ha alimentado sobre su persona ha hecho que en ocasiones se mezclen los datos verídicos con las licencias poéticas y se dificulte el conocimiento de la científica alejandrina.
No existe información fidedigna acerca de su fecha de nacimiento. Algunas referencias literarias la sitúan en el 370 y la presentan joven y hermosa en el momento de su cruel asesinato en marzo de 415. Pero los números no cuadran. El discípulo de Hipatia, que es la principal fuente de información, Sinesio de Cirene, nació entre el 368 y el 370 y no podía tener la misma edad que su maestra contando ella con el prestigio social que revelaba el propio Sinesio en sus epístolas. Las últimas tesis postulan como fecha del nacimiento el 355. En cualquier caso, sea cual sea la fecha verdadera, lo que sí sabemos es que vino al mundo en el siglo IV, en un momento histórico en el que el debate científico acerca de la posición de la Tierra en el universo era uno de los principales temas de discusión y confrontación.
Su padre e instructor fue Teón, matemático y astrónomo que ejercía de profesor en la Biblioteca de Alejandría (la del Serapeo), fundada por la dinastía de los Ptolomeos con el fin de crear una de las mayores y mejor documentadas bibliotecas del mundo.
La obra de Teón cuenta con Comentarios a algunas de las obras más relevantes que se habían escrito hasta entonces en los campos de las matemáticas y la astronomía. Su labor consistía en ordenar, reescribir a mano los volúmenes más importantes y hacer comentarios manuscritos al margen, con anotaciones que permitían diferenciar lo que era del autor de lo que era del comentarista.
En matemáticas, Teón profundizó en Los Elementos de Euclides que era la base de la geometría de la Antigüedad y lo seguiría siendo hasta el siglo XIX. En su revisión de esta obra mencionó a Hipatia como discípula y asociada, lo que podría indicar que la elaboraron juntos. Así mismo, escribieron un tratado sobre la obra matemática de Euclides.
Por lo que se refiere a Hipatia, escribió el Comentario de la “Aritmética” de Diofanto, uno de sus matemáticos favoritos, que dio un impulso decisivo al álgebra con la creación de unos signos matemáticos que simplificaban y agilizaban las operaciones y los cálculos. El texto de Hipatia permitió que el trabajo del científico se diese a conocer. También se interesó por Apolonio de Pergamo, ya que la geometría de las figuras cónicas, introducida por éste, le resultaba crucial para el posicionamiento de los cuerpos celestes.
En astronomía, Teón analizó en profundidad la obra de Ptolomeo (100-178) quien fue el responsable de perfeccionar el modelo geocéntrico a través de la recopilación de las principales aportaciones de la astronomía antigua. El Almagesto fue el primer tratado matemático que dio una explicación completa, detallada y cuantitativa de todos los movimientos celestes.
El estudio de Teón de la obra de Ptolomeo se recoge en los trece libros de Comentarios del Almagesto. La posible contribución de Hipatia a los mismos parte de la siguiente referencia que aparece en el tercero de los libros: “Comentario de Teón de Alejandría al tercer libro del Sistema Matemático de Tolomeo. Edición controlada por la filósofa Hipatia, mi hija”. Las palabras están sujetas a diferentes interpretaciones. Puede creerse que la filósofa únicamente revisó el comentario, o que realizó la edición corregida del libro III mientras Teón elaboraba el comentario. Para tratar de esclarecer este punto se han buscado diferencias lingüísticas entre ese libro III y el resto. Pero ha habido diversas conclusiones: algunos autores creen que Hipatia hizo nuevas aportaciones, mientras que otros sugieren que la imposibilidad de distinguir entre el trabajo de ambos, apunta a una revisión conjunta. Tampoco se descarta que la colaboración entre Teón e Hipatia fuese continuada y la participación de ella no se limitase al libro III.
Por lo que se refiere a las ciencias aplicadas, sabemos gracias a los escritos de sus discípulos, que confeccionó un planisferio celeste y un hidroscopio para pesar los líquidos.
Diversas fuentes como el cronista eclesiástico arriano Filostorgio, Hesiquio y Damascio, señalan que Hipatia destacó por encima de su padre en talento y logros científicos y que, a la muerte de éste, siguió sus investigaciones sin disponer de colaboradores.
A partir de las cartas de Sinesio podemos situar a Hipatia dentro de la escuela neoplatónica cuyas ideas parten de los pitagóricos. Una sociedad científica que basaba su sistema de pensamiento en la contemplación y el descubrimiento del cosmos, palabra que crearon ellos mismos, como un universo ordenado por unas leyes cognoscibles. La naturaleza era numérica: “El número era responsable de la “armonía”, el principio divino que gobernaba la estructura de la totalidad del mundo” (Guthrie). Los fenómenos eran tan sólo la forma en la que se reflejaban los números. Las matemáticas encarnaban la perfección y constituían su guía moral. El pensamiento y no la observación, era el método de conocer la verdad y ampliar el conocimiento.
La relación entre los miembros de la comunidad pitagórica se establecía a partir de la amistad, no existiendo una estructura jerarquizada. También apoyaban la igualdad de género y, en consecuencia, admitían bajo las mismas condiciones a hombres y mujeres. Creían que todas las personas, con independencia de su cultura, clase social y género eran capaces de llegar a conocer el mundo perfecto, porque todas tenían la misma alma.
Las ideas desarrolladas por los pitagóricos supusieron una importante aportación al avance científico. Su principal contribución a la cosmología fue desplazar la Tierra del centro del universo para colocarla, como un planeta más, alrededor del Sol. Un paso colosal teniendo en cuenta las concepciones existentes hasta el momento. Pero para ellos las teorías que se hubiesen establecido a partir de creencias no tenían ningún valor. Defendían la primacía de las matemáticas por encima de las observaciones y los dogmas y el carácter sagrado del número 10 establecía que un cosmos perfecto requería 10 cuerpos en órbita alrededor de un fuego central. No había otra alternativa válida.
Esta visión del universo no era nueva, Aristarco de Samos (siglo III a.C.) había sido el primero en elaborar una teoría heliocéntrica completa que situaba el Sol y otras estrellas fijas en el centro y la Tierra y demás planetas rotando alrededor. También postulaba que la tierra giraba sobre su propio eje. Por desgracia, el trabajo en el que impulsó esta idea se extravió y únicamente nos aparece referenciado por Arquímedes y Plutarco.
Platón fue uno de los filósofos que recogió las ideas de los pitagóricos. Las matemáticas y la ciencia política fueron temas centrales en la obra y la Academia de Platón. Su filosofía se basaba especialmente, en la creencia que las ideas (Mundo de las ideas) son más reales que el mundo material que nos rodea. La corriente neoplatónica, que siguió Hipatia, era heredera de esta línea de pensamiento de la que el principal representante es Plotino. También suponían la existencia de un principio supremo más allá de la realidad que podía conocerse por medio de fórmulas matemáticas y compartían la visión del cosmos.
Durante la vida de Hipatia, la escuela de Alejandría transmitió esta doctrina filosófica y con el espíritu integrador pitagórico, no separaba los estudiantes según su religión. Los alumnos de Hipatia eran un modelo de diversidad cultural, religiosa y étnica. Lo cual atraía a intelectuales de diferentes partes del mundo que acudían a la ciudad para formarse sobre las diferentes concepciones filosóficas y científicas. Según las cartas de Sinesio, las clases eran diálogos en los que ella discutía con los alumnos sobre filosofía, matemáticas, astronomía, ética y religión.
Aunque en la escuela neoplatónica el fuego y no la tierra era el centro del universo, la concepción geocéntrica se impuso y mantuvo durante mucho tiempo (unos mil cuatrocientos años). Ello se debe a que, a pesar de sus dificultades para sostenerse científicamente, contaba con la gran influencia de la escuela aristotélica así como el apoyo de una iglesia que contaba cada vez con más poder. El geocentrismo se adecuaba a lo que explicaba la Biblia. Por esta razón durante siglos la mayoría de astrónomos se limitaron a tratar de perfeccionar el modelo de Ptolomeo para adecuarlo a las observaciones.
Finalmente, en 1543, se publicó póstumamente De revolutionibus orbium coelestium de Copérnico, clérigo cristiano y astrónomo polaco que estudió a finales del siglo XV en un ambiente de retorno a los clásicos de la ciencia antigua. En la Universidad de Bolonia, fue alumno y trabajó para Doménico María de Novara que mantenía una posición crítica frente al sistema ptolemaico del universo. A partir de la influencia de filósofos florentinos como Ficino, consolidó sus argumentos sobre el nuevo sistema de un universo sin epiciclos, edificado alrededor de un sol central. En el De revolutionibus orbium coelestium, Copérnico alude a la idoneidad de su nueva concepción del universo que, a pesar del clima transformador del momento, no quedó exenta de investigación eclesial.
Hipatia mantuvo a lo largo de su vida la tesis heliocentrista y las observaciones realizadas en los Comentarios de Tenón del libro III de Almagesto cuestionarían la teoría geocéntrica de Ptolomeo. La importancia de dilucidar su verdadero grado de implicación en el libro, radica en que es muy posible que Copérnico lo leyese cuando estuvo en Florencia estudiando la obra de Ptolomeo, ya que el único ejemplar que se conservaba estaba en la biblioteca de los Médicis de dicha ciudad. Eso implicaría que la obra de Hipatia tuviese una influencia directa en la Revolución Copérnicana, uno de los momentos cruciales en el desarrollo del heliocentrismo.
La vida social
Si bien por vía indirecta hay constancia de sus logros intelectuales, en su vida personal el desconocimiento es mayúsculo. Una de las muchas leyendas inventadas es su matrimonio con el filósofo Isidoro y su culto a los dioses paganos. No existe prueba alguna de que fuese seguidora de los dioses y héroes helenos. Al contrario, siempre manifestó una postura racional frente a la tradición helénica y se mantuvo al margen de las continuas disputas entre paganos y cristianos que tenían lugar por aquel entonces en Alejandría.
Donde sí tomó partido fue en los asuntos municipales, ejerciendo su influencia en la esfera política y en la alta aristocracia. Era conocida y respetada por sus valores éticos y su sabiduría y los representantes políticos, paganos y cristianos, recurrían con frecuencia a sus consejos. Fue maestra y amiga de Orestes, el prefecto de Alejandría, que era cristiano y defendía la convivencia pacífica entre todas las culturas y religiones.
El 17 de octubre de 412 fue el principio del fin del sueño alejandrino. Cirilo fue elegido como obispo de Alejandría y, a partir de entonces, la situación cambió radicalmente. Parte de los cristianos de Egipto se opusieron a su nombramiento por sus ideas intolerantes. Orestes tampoco compartía la visión sobre los asuntos religiosos de Cirilo, que atacaba a todos los colectivos religiosos que no aceptasen el cristianismo impuesto con el pretexto de purificar la fe. Alejandría se sumió en un clima de extrema violencia. Los asesinatos entre grupos de creencias diferentes se sucedían continuamente.
Para Cirilo, la influencia de Hipatia entre los altos cargos de la política imperial y municipal, representaba una amenaza. Envidiaba el prestigio social que gozaba entre las capas sociales altas de Alejandría. Por ello, decidió iniciar una campaña de difamación contra ella presentándola como una bruja peligrosa entregada a la magia negra que había embrujado a Orestes para enfrentarlo a los cristianos, entre los cuales, la filósofa, creaba ateos. La difusión de estas falsedades hizo que el mal ambiente entre la gente llegase a tal extremo que, en marzo de 415, un grupo de cristianos fanáticos liderados por un tal Pedro, la sacasen del carruaje, la dejasen totalmente desnuda, la matasen brutalmente con fragmentos de cerámica y quemasen posteriormente sus restos en las afueras de la ciudad.
Su asesinato fue consecuencia del conflicto entre el poder civil de Orestes y el eclesiástico de Cirilo y no una confrontación entre paganismo y cristianismo, como defendieron pensadores ilustrados como Voltaire o Toland. Los asesinos no fueron castigados. Orestes, informó a Roma para que se iniciara una investigación, pero ésta fue pospuesta en repetidas ocasiones. Aquellos que con su muerte buscaban imponer el fanatismo al razonamiento, la tolerancia y la búsqueda del conocimiento de la escuela de Hipatia, quedaron impunes.
Para acabar, os dejo con dos textos que narran el final de Hipatia para que vosotros mismos los comparéis y valoréis su objetividad. El primero es el testimonio de Sócrates Escolástico, historiador cristiano coetáneo de Hipatia; el segundo es de Juan, Obispo de Nikiu, dos siglos más tarde:
Cayó víctima de las intrigas políticas que en aquella época prevalecían. Como tenia frecuentes entrevistas con Orestes (el Prefecto de Alejandría), fue proclamado calumniosamente entre el populacho cristiano que fue ella quien impidió que Orestes se reconciliara con el obispo (Cirilo). Algunos de ellos, formando parte de una fiera y fanática turba, cuyo líder era un tal Pedro (Pedro el Lector), la aprehendieron de camino a su casa, y arrastrándola desde su carro, la llevaron a una iglesia llamada Cesareo, donde la desnudaron completamente, y la asesinaron con tejas (la palabra griega original, ostrakoi no deja claro si se trató de tejas o de ostras). Después de desmembrar su cuerpo, llevaron sus restos a un lugar llamado Cinaron, y allí los quemaron. Este asunto dejó caer el mayor de los oprobios, no sólo sobre Cirilo, sino sobre toda la iglesia de Alejandría. Y seguramente nada puede haber más lejos del espíritu cristiano que permitir masacres, luchas y hechos de este tipo. Esto sucedió en el mes de Marzo durante la Cuaresma, en el cuarto año del episcopado de Cirilo, bajo el décimo consulado de Honorio y el sexto de Teodosio.
Sócrates Escolástico (s. V dC). Historia Ecclesiatica. Libro VI, capítulo 15
… Una multitud de creyentes en Dios se levantaron guiados por Pedro el Magistrado, y procedieron a buscar a la mujer pagana que había engañado a la gente de la ciudad y al prefecto (Orestes) con sus encantamientos. Y cuando descubrieron el lugar donde se encontraba, la fueron a buscar y la hallaron cómodamente sentada; habiéndola hecho descender, la arrastraron por todo el camino hasta la iglesia mayor, llamada Cesareo. Esto sucedió en los días de Cuaresma. Le arrancaron la ropa y la arrastraron por las calles de la ciudad hasta que le provocaron la muerte. La llevaron a un lugar llamado Cinaron y quemaron su cuerpo. Todo el mundo rodeó al patriarca Cirilo y le aclamaron como “el nuevo Teófilo”, ya que él había acabado con los últimos restos de idolatría de la ciudad..
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